domingo, 20 de septiembre de 2020
No cojas las acerollas
miércoles, 2 de septiembre de 2020
Luz de luna en sus ojos
Into your eyes where the moonlight swims
Buda tenía esa mirada lejana que te hacía pensar que estaba viendo cosas que tú no veías. Su alma habitaba en un territorio desconocido, su mundo decididamente no era el mismo que el tuyo, pisaba un suelo que tú no alcanzabas a definir, un sendero en el que sus huellas nunca se borraban. Acompañó a su ama en sus valles y en sus cimas, en sus momentos difíciles y en los más luminosos. En todo este tiempo, más de doce años, nunca llegué a comprenderla del todo. Me fui de aquella casa un día, y ella se quedó, con su misterio indescifrable, al otro lado de la calle.
Este último mes de junio su ama quedó aislada por la enfermedad y ella volvió conmigo. Nada había cambiado, su mirada impenetrable te hacía dudar de tus razones estériles, de por qué nuestras pequeñas miserias humanas eran lo real y su horizonte incógnito sin embargo no era tangible, por qué habíamos sido arrojados a esta existencia turbulenta y apasionada, por qué no éramos como ella, por qué seguíamos anclados a ambiciones y sinsabores artificiales. A veces Buda volvía hacia ti sus ojos y parecía compadecerte. Hoy se ha ido para siempre, a las once y media de la mañana, y yo, no sé por qué, he tenido el impulso de escuchar "Sad-Eyed Lady of the Lowlands".