Frías, El último vals. 1-3 julio, 2016.
Echados sobre la hierba, viendo un águila planear en lo alto, el vaso de cerveza a tu lado, el humo ascendiendo, los sueños de Copérnico dibujando melodías antes de hora. Nos dijimos algo, encendimos una sonrisa, y sin darnos cuenta empezaron a aparecer miles de estrellas, una a una y después a cientos: el crepúsculo se desvanecía, la música había empezado.
Probamos la magia en la noche oscura y fría, alzamos el espíritu, vivimos nuestras vidas fuera del tiempo, encontramos las razones para estar allí, y amábamos el amor y los músicos hacían que sonara alto. Cada momento que estaba por venir iba a brillar. Nos abrazábamos a las canciones porque no durarían.
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