Era un hombre bueno, en el sentido machadiano. Cuando yo era niño él vendía enciclopedias. Entonces no lo conocí, pero es posible que mi padre sí, porque en casa teníamos una de las que él vendía. Dicen que nunca se enfadó con nadie y aunque eso resulta difícil de creer estoy convencido de que es verdad. Le conocí hace solo cinco años, y unos meses después tomé café con él y le dije que su hija y yo nos íbamos a vivir juntos. "No te voy a explicar lo que es la convivencia, eso ya lo sabes, pero te voy a dar un consejo: comunicación", dijo y terminamos el café. Hoy se ha ido, no sé a dónde. Borges citaba a Malherbe: he vivido como todos, quiero morir como todos, quiero ir donde van todos. Pepe no era escéptico, era cordobés, que es otra corriente de pensamiento. Creo que él creía en el Paraíso, y eso es una ventaja. Se ha marchado pronto, de madrugada, para no llegar tarde a misa. Supongo que estará en algún lugar soleado, paseando sin mascarilla, y que allí el Madrid gana siempre, aunque juegue mal. No me importará acompañarte un día, Pepe, si hubiera gamba roja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario