bienvenido a la última puerta, más allá solo hay silencio

lunes, 14 de marzo de 2022

Peregrinos

 

Damien Jurado, Alicante, 12 marzo, 2022.
Fotografía de C. José Pita

"Éramos buscadores laicos, peregrinos en busca del rastro de la belleza que había dejado el arte", escribió Luis Cremades hace años en "El invitado amargo", recordando un viaje a Italia. Yo lo leo estos días por primera vez, deslumbrado. Si suprimo el final de la frase, que la contextualiza, el enunciado se hace amplio, universal, y recoge lo que a estas alturas de la vida, recién cumplidos 61 años, creo que es -junto al amor- la única gran búsqueda. No la búsqueda de la verdad, que mis maestros pretendieron inculcarme en el colegio y en la universidad, sino la belleza. La verdad no existe y la belleza sí, y existe más allá de donde somos capaces de verla. Le digo estas cosas a Luis en una carta urgente, y se lo digo también a Rosa mientras extiendo la mermelada de jengibre sobre la tostada y el café humea en nuestras tazas. Y porque me parece importante lo comparto con vosotros, sin saber cuántos ni quiénes me leéis desde algún lugar en la distancia y la sombra. 

Le veo en el silencio de una sala en Mantua, disfrutando a su manera "de la compañía de una obra de arte, del efecto que produce una exposición continuada, la observación desatenta, dejando la analítica y los detalles como algo inútil”, y me reconozco en esas palabras, me veo en la escucha de un disco o en la experiencia de un concierto, en esta faceta a la que el azar me ha llevado en los últimos años, en esas reseñas en las que casi por obligación dejo caer algunos datos y algunos nombres de canciones, pero en las que solo me importa la emoción o la belleza. Y la noche del sábado mientras Demian Jurado susurra oraciones laicas en el escenario de Las Cigarreras, olvidada conscientemente mi cámara de fotos en la chaqueta, me abandono al río neblinoso y tibio de su voz, sabiendo que no voy a escribir ninguna crónica al día siguiente, que me estoy bañando desnudo y que donde nado no hay conocimiento ni palabras, solo la experiencia o el asombro.

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