bienvenido a la última puerta, más allá solo hay silencio

jueves, 25 de febrero de 2016

El mismo lugar no es el mismo lugar

Los veo al pasar, a las ocho y veinte, por delante del pub. Han llegado en manada, todos varones con chaqueta y corbata, y han tomado posesión de las mesas del exterior, donde pueden fumar y seguir hablando de negocios, porque para ellos la abogacía no es una profesión sino un negocio franquiciado del que forman parte. Da la impresión, viéndolos, de que para ellos tampoco la cerveza que están tomando es una cerveza sino otra cosa que se inserta en la agenda de este día entre semana.

Ellos no saben, como nosotros sabemos, que en ese mismo lugar, en las mesas de dentro, en la penumbra, la música te acaricia el alma, una botella de Grinsberger alimenta el ritual de seguir vivos, y una servilleta de papel puede inmortalizar una emoción. Ellos no saben que no hacen falta palabras a esta hora de la tarde, cuando ya ha anochecido en la ciudad. No recordarán la sonrisa de nadie. No saben que la vida es otra cosa. 

Se van sin dejar huella. 


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