bienvenido a la última puerta, más allá solo hay silencio

jueves, 30 de noviembre de 2017

De abogados y estanqueros

A veces alguien me pregunta cómo puede haber abogados que defiendan a violadores, asesinos, etcétera. En esos casos intento explicar todo aquello que a su vez me explicaron acerca de la presunción de inocencia (aunque todos los indicios lleven a la culpabilidad), el derecho a ser defendido en un juicio justo, etcétera otra vez. Últimamente, si quien me lo pregunta es fumador, le explico que esos abogados penalistas tienen tanto derecho a existir como los estanqueros que venden cigarrillos a pesar de que son conscientes de todas esas horribles advertencias que se insertan en la cajetilla: que el tabaco produce cáncer, muertes por enfermedades coronarias, etcétera por tercera vez.

A veces sin embargo imagino un karma y un infierno en el que todos ellos, abogados penalistas y estanqueros, se reunirán, y allí los letrados ofrecerán sus servicios a los estanqueros para intentar conseguirles una reducción de condena, servicios que los estanqueros querrán pagar con cigarrillos pero los abogados rehusarán, en parte por un tenebroso código ético y en parte porque están habituados al cobro en efectivo. En otra variante de ese infierno serán los abogados los que imploren ser pagados con cigarrillos pero a los estanqueros les habrá sido confiscada la mercancía por implacables guardianes.


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