bienvenido a la última puerta, más allá solo hay silencio

viernes, 19 de noviembre de 2021

De otros tiempos, otros lugares, otros volcanes

 

Svínafellsjökull, Sur de Islandia, 27 junio, 2011

No siempre un glaciar es algo lejano, inaccesible. La lengua de Svínafellsjökull se te ofrece a cinco minutos a pie desde la Ring Road, la carretera principal de Islandia. Nada más llegar un ruido sordo nos avisa: un bloque de hielo acaba de desgajarse y caer al agua de la laguna. Un sendero de montaña y, al poco, el glaciar queda a nuestros pies, extrañamente teñido de gris oscuro casi negro. Estamos a finales de junio y la erupción del volcán Grímsvötn en mayo ha cubierto de ceniza la superficie del hielo. Así seguirá hasta las nieves del próximo invierno. No importa el color, estar tan a mano de la gigantesca extensión helada perturba el ánimo. Su falsa quietud, su descomunal grandeza. Aquí se perdieron hace cinco años dos jóvenes alemanes, a los que una estela de piedra recuerda. Nunca los encontraron, el glaciar nunca devuelve a sus muertos. Alguna grieta los engulló, y tal vez formen parte de él por incontables años, o quizá fueron arrastrados hasta el río subterráneo que fluye bajo el hielo. Un arco iris, en este atardecer sin tiempo, abre a lo lejos el camino hacia la cumbre más elevada de la isla, por encima de los dos mil metros y siempre blanca. Es hora de regresar.

(Diarios de viaje. Juan J. Vicedo)






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