Cuenca, 1 junio, 2021
Aquí la reescritura es un ejercicio común: el
convento de San Pablo se hizo parador de viajeros y las casas colgadas
engendraron un estallido de vanguardia artística. Cuenca entera es una página
antigua escrita a lápiz, donde algunas palabras se borran para que alguien
escriba otras nuevas. En el museo que Fernando Zóbel conjuró sobre la hoz del
Huécar tuve siendo niño mi bautismo de color y atrevimiento, descubrí formas
que antes no habría imaginado, lienzos surgidos del fuego y de la arena, del
núcleo planetario y la expresión de los cielos que no vemos sino un instante.
Zóbel, Sempere, Torner, Saura, Manrique…, la ruptura genial con la España
polvorienta y provinciana en la que nací y que pronto iba a cambiar. Cuenca
esconde quiebros del pasado en cualquier esquina.
(Diarios de viaje. Juan J. Vicedo)
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